Estudiante balancea carrera universitaria y negocio
Mientras el sudor corre por la frente de Anthony Anderson se acomoda el pelo de rastas y continua a girar una varilla de vidrio arriba un fuego azul abrasador.
Anderson alcanza sus útiles para luego guiar el vidrio caliente a la forma que imaginó, y cuidadosamente pone la pieza final dentro del horno.
Anderson usó su experiencia en ingeniería para convertir un rizador antiguo en un horno funcional para sus obras de arte, y durante todo su proceso de soplado de vidrio.
Anderson está estudiando Ingeniería Eléctrica en la Universidad Texas A&M Kingsville (TAMUK).
“Cuando estaba creciendo, supe que quería proveer para el mundo. Todo es eléctrico y es lo que nos ha adelantado”, dijo Anderson.
Han pasado casi tres años desde que Anderson empezó su negocio, “Squizit Glass”, que es su manera de jugar con el término Exquisite.
“Squitiz Glass” es más que un pasatiempo para Anderson, es su manera de expresarse en arte que crea.
El trabajo de Anderson ha llamado la atención de artesanos de toda la nación y de los usuarios de las redes sociales como Instagram.
Con ayuda de sus mentores y sus aproximadamente 4,000 seguidores, Squitzitglass espera crecer rápidamente.
Actualmente, Anderson está creando artesanías personalizadas como collares, vasos y jarrones con la firma de una carita feliz para “dar buenas vibras” a sus clientes.
Anderson le da una oportunidad de intentar soplar vidrio a cada persona que entra a su cochera y los invita a colaborar con él.
Christian Gonzalez, cliente y amigo de Anderson, habla sobre su experiencia soplando vidrio y su admiración por el trabajo de Anderson.
“Ha sido una experiencia muy interesante. Y ha llegado muy lejos. Verlo es inspirante, él siempre está haciendo algo con su vida. Hubo un tiempo donde yo no sabía qué hacer con mi vida, pero gracias a él (Anderson,) ya sé”, dijo Gonzalez.
El impacto de Anderson no para ahí. El también dona una porción de sus ganancias a la organización 361awareness.org.
“Con todo el dinero adicional que tengo, trato de acumular gel desinfectante, ponchos, chocolate caliente, y yo trato de darle a toda la gente indigente de Corpus Christi. Trato de recodarles que su lucha todavía no ha terminado, que todavía están aquí y me preocupo por ellos. Esto es más que un simple servicio comunitario y donar necesidades. Quiero que el proceso sea más personal con la comunidad de bajos recursos”, dijo Anderson.
A pesar de su éxito y actividades comunitarias Anderson sigue siendo humilde y agradecido.
Mientras que muchos sopladores de vidrio tienen un estudio de arte con mucho espacio para guardar su equipo, Anderson ha convertido una porción de la cochera de su abuelo en su estudio de arte.
Anderson demostró que estaba dispuesto a hacer todo lo posible para su negocio, haciendo su propio sistema de ventilación, para extraer y redirigir de una forma segura materiales tóxicos del aire en su espacio de trabajo.
“He notado que las ventas de su negocio aumentan constantemente y ha mejorado en la fabricación de productos. El es peculiar, concentrado, humilde y no pierde de vista su meta. Él se está esforzando ahora, para ver el fruto de su trabajo más tarde”, dijo su abuelo Larry Albanes.
Albanes ha cuidado a Anderson durante su vida después del encarcelamiento de sus padres, lo que Anderson ha utilizado como motivación.
“Todos quieren ser validados y reconocidos; pero te tienes que dar cuenta de que para ser reconocido debes proveer para el mundo, no solo para ti mismo. Yo inicié el soplado de vidrio porque quería entrar en el lado científico de esto [ fabricando cristalería, pantallas de teléfonos y farolas]”, dijo Anderson.